El universo es infinito, un lugar en el que existen diversos seres, unos crean y otros destruyen. Por lo tanto, hay un equilibrio que no debe romperse, ¿pero el odio entre estos individuos lo permitirá?, ¿O algo pequeño, tan simple como una sola persona, hará la diferencia?...
Dios tuvo un hijo y el diablo una hija, hicieron esto por una razón, traer la paz y evitar derramamiento de sangre entre sus camaradas. Estos cumplieron con su objetivo cuando sus hijos engendraron a un nuevo ser, al cual dieron por nombre Ezequiel, quien lleva dentro la luz y la oscuridad, alguien capaz de cambiar todo.
Dios tuvo un hijo y el diablo una hija, hicieron esto por una razón, traer la paz y evitar derramamiento de sangre entre sus camaradas. Estos cumplieron con su objetivo cuando sus hijos engendraron a un nuevo ser, al cual dieron por nombre Ezequiel, quien lleva dentro la luz y la oscuridad, alguien capaz de cambiar todo.
Años después, se libró una feroz batalla entre los veinte reinos, en medio de esta se encontraba el príncipe del reino que alguna vez fueron los dos reinos humanos. Este hombre, de nombre Miguel, lideraba la pelea contra es reino de Asgard, a cuyas tropas le quedaban doscientos soldados, mientras que a las de Miguel solamente cincuenta. Miguel no encontraba que hacer, solo le quedaba su arma legendaria, pero aún así no podría luchar con tantos guerreros el solo.
Si me rendo, decepcionaría a mi padre. - Pensó en ese instante Miguel, pero al ver a sus hombres sufrir, no le quedó de otra más que dejar su orgullo atrás.
Fue capturado y llevado ante el rey de Asgard, Odín. Tú, príncipe del que alguna vez fueron los dos reinos humanos que tan malos soldados tiene, aún si fueran todos los reinos unidos no es suficiente para derrotarnos, sobra decir que me das lástima, simple mortal -Le dijo Odín a Miguel, quien le respondió:- No, nosotros no somos un reino de batallas como ustedes, pero somos un reino de cosechas fructíferas y honor, pero cuando llegue el momento, la persona que carga con la espada, la espada que da justicia, en ese momento cualquiera de los reinos, no importa que tan fuertes sean, perderán ante él. -Odín, riendo a carcajadas, le respondió:- Cuando eso ocurra, todo Asgard se regocijará y le será fiel. Pero ahora tú irás al calabozo.
Si me rendo, decepcionaría a mi padre. - Pensó en ese instante Miguel, pero al ver a sus hombres sufrir, no le quedó de otra más que dejar su orgullo atrás.
Fue capturado y llevado ante el rey de Asgard, Odín. Tú, príncipe del que alguna vez fueron los dos reinos humanos que tan malos soldados tiene, aún si fueran todos los reinos unidos no es suficiente para derrotarnos, sobra decir que me das lástima, simple mortal -Le dijo Odín a Miguel, quien le respondió:- No, nosotros no somos un reino de batallas como ustedes, pero somos un reino de cosechas fructíferas y honor, pero cuando llegue el momento, la persona que carga con la espada, la espada que da justicia, en ese momento cualquiera de los reinos, no importa que tan fuertes sean, perderán ante él. -Odín, riendo a carcajadas, le respondió:- Cuando eso ocurra, todo Asgard se regocijará y le será fiel. Pero ahora tú irás al calabozo.
El niño que carga con la espada de la justicia, Ezequiel, se encontraba caminando por el mercado. Mientras lo hacia, vio a una niña que parecía hambrienta y moribunda, pasó de largo, llegó hasta el final de la calle para luego regresar, y le entregó a la niña una manzana -Toma, te hace falta comer algo, desearía darte más, pero me temo que ni siquiera lo que te acabo de dar es mio.- La niña trató de decirle algo, pero fue interrumpida por un vendedor que corría hacia Ezequiel, reclamando el objeto robado.
Tras una larga persecución, Ezequiel saltó una valla para ingresar en un callejón, cosa que el vendedor, ahora con unos guardias apoyándolo, imitó. Luego de llegar al final del callejón, que no tenía salida, Ezequiel mediante saltos y acrobacias llenas de gracia, subió hasta el techo del edificio del lado izquierdo del callejón, cosa que los perseguidores no pudieron imitar debido a su falta de habilidad.
Ezequiel ve una tienda de ropa, le atrae la ropa de los aparadores, pero como el no tiene dinero y detesta los clichés, se aleja hacia una plaza cercana.
En la plaza Ezequiel ve unos niños jugando y los observa un rato. Cuando uno de los niños lo nota, lo invita a jugar con ellos, al principio se negó, pero con la insistencia del niño, cedió. Pero los padres de dichos niños al ver que jugaban con un desconocido que vestía harapos, los llamaron.
Nuestro pequeño amigo siguió caminando, él ya sabía que algo así pasaría, pero no le importó, ya que está acostumbrado a esas cosas.
Más tarde se va al techo de una de las pocas personas que no lo repudian, una mujer de nombre Lored, de quien sabrán mas adelante. Como es costumbre, se quedó a dormir en su techo, y así acabó el día de quien está destinado a cambiar el mundo.
Tras una larga persecución, Ezequiel saltó una valla para ingresar en un callejón, cosa que el vendedor, ahora con unos guardias apoyándolo, imitó. Luego de llegar al final del callejón, que no tenía salida, Ezequiel mediante saltos y acrobacias llenas de gracia, subió hasta el techo del edificio del lado izquierdo del callejón, cosa que los perseguidores no pudieron imitar debido a su falta de habilidad.
Ezequiel ve una tienda de ropa, le atrae la ropa de los aparadores, pero como el no tiene dinero y detesta los clichés, se aleja hacia una plaza cercana.
En la plaza Ezequiel ve unos niños jugando y los observa un rato. Cuando uno de los niños lo nota, lo invita a jugar con ellos, al principio se negó, pero con la insistencia del niño, cedió. Pero los padres de dichos niños al ver que jugaban con un desconocido que vestía harapos, los llamaron.
Nuestro pequeño amigo siguió caminando, él ya sabía que algo así pasaría, pero no le importó, ya que está acostumbrado a esas cosas.
Más tarde se va al techo de una de las pocas personas que no lo repudian, una mujer de nombre Lored, de quien sabrán mas adelante. Como es costumbre, se quedó a dormir en su techo, y así acabó el día de quien está destinado a cambiar el mundo.